Por Louise Noelle
La controversia fue el signo dominante de la vida y el quehacer de Bruno Zevi, el conocido historiador y crítico de la arquitectura. Su vida se inició en la Roma eterna, el 22 de enero de 1918, y vino a concluir en el mismo sitio casi ochenta y dos años después, el 9 de enero del 2000. Su existencia se vio marcada por una arrolladora actividad, tanto en el campo académico, como prolífico autor y dentro de las aulas, como en el terreno de la política, donde siempre habló por la libertad y el bienestar compartido. En su autobiografía, el sugerente subtítulo de «arquitectura como profecía», nos muestra claramente cual era la profunda pasión de este hombre, de quién siempre recordaremos lo preclaro de sus ideas y la elocuencia de sus palabras.
Después de haber iniciado sus estudios en la Facultad de Arquitectura de Roma, en 1936, debe continuar el Londres y concluir finalmente en Harvard, debido a los avatares del fascismo y la Segunda Guerra Mundial. A su retorno a Italia, participa en la liberación en 1943, y de manera paralela inicia su actividad docente en Venecia y publica sus primeros libros Hacia una arquitectura orgánica, en 1945, y Saber ver la arquitectura, en 1948; este último se convirtió, al pasar el tiempo, en uno de los manifiestos de la arquitectura contemporánea, donde se establece con toda claridad la preeminencia del espacio en el fenómeno arquitectónico. Para 1955 inicia su presencia semanal en el diario L´Espresso y la dirección de la famosa revista L’Architettura – cronache e storia.
Numerosas fueron sus publicaciones y constante su presencia apasionada en los foros internacionales, como un abanderado de la modernidad. Cabe mencionar entre otros los libros Historia de la arquitectura moderna (1950), Architettura in Nuce (1979) y El lenguaje moderno de la arquitectura (1984), así como algunas de sus inspiradoras monografías sobre Erich Mendelsohn, León Battista Alberti, Miguel Ángel, Richard Neutra, Borromini, Filippo Bruneleschi, Giuseppe Terragni y Frank Lloyd Wright. En fechas recientes, y como parte de su personalidad contestataria escribió una serie de ocho pequeños libros con el tema de la «Contra-historia», mismos que recogió en 1997 en Storia e controstoria dell´architettura in Italia, donde propone toda una nueva manera de acercarse a la arquitectura.
Su relación con México fue constante, tanto a través de sus libros como en artículos publicados en diversos medios nacionales; cabe destacar especialmente su presencia en el XIII Congreso Mundial de la UIA en México, del cual fuera Ponente, y en el que contribuye a gestar el nacimiento del Comité Internacional de Críticos de Arquitectura. De su calidad y capacidad para inflamar los espíritus atestiguan buen número de premios y distinciones, y el reconocimiento unánime de los estudiosos de la arquitectura.